Muchas veces me siento confundida. Comienzo a hacerme demasiadas preguntas en mi cabeza, comienzo a preguntarme el porqué de las cosas, sin llegar a una conclusión y sin encontrar respuestas certeras. Me he dado cuenta que mi mente dirige mis acciones, y la pregunta que más me resuena es “¿quién dirige mi mente?”.
En el transcurso de mi vida he experimentado momentos increíbles, así como también algunos malos. He tenido que tomar fuertes decisiones en las que no muchas veces he elegido la decisión correcta, pero gracias a cada una de las malas decisiones que algún día tomé, estoy aquí. Puedo decirte que no ha sido fácil pero tampoco difícil.
Conocí al Señor desde muy pequeña. Vengo de una familia unida y muy cercana al Señor por lo que siempre lo he llevado en mi corazón. Comencé a crecer y a lo largo de mis aprendizajes, finalmente me percaté de que la decisión de buscarlo, está en mí. Me di cuenta que por más que mis padres me hayan acercado a Él, iba a llegar el día en el que esa decisión debía ser mía y nadie más podría influenciarla. Fue en ese preciso instante de mi vida donde yo comencé a crecer, literalmente todo en mí comenzó a cambiar. Mis responsabilidades eran cada vez más grandes y mi forma de pensar acerca de esa relación que había construido con Dios era totalmente diferente.
Me he dado cuenta que la mente a veces te juega una mala pasada, que la mente traiciona y que gobierna tu cuerpo y cada una de tus acciones. Pero, la decisión siempre estuvo en mí. Hasta que llegó ese día en el que decidí que ya no sería yo quien gobernase mi vida, sino que sería Dios; tomé la decisión de cederle el control de ponerlo al frente y que mostrara el camino. Decidí que sería Él y solo Él, quien dirigiría mi mente, cuerpo y alma.
Y fue así como ahora puedo decirte que mi vida ha mejorado, que mi fe ha crecido, que mis decisiones son las correctas y que a cada una de mis preguntas ha encontrado una respuesta; Él, Él ha sido mi respuesta. Puedo decirte que desde que permití que Dios entrara en mi corazón me siento mejor, me siento llena y completa. Te invito a que le cedas el control de tu vida a Dios, y verás que todo mejorará. ¡Recuerda que la respuesta estará siempre en Dios, y que la decisión estará siempre en ti! Para finalizar, te dejo con este versículo que ha impactado mi vida y que me ha ayudado a caminar tomando los pasos correctos; “Podemos hacer nuestros propios planes, pero la respuesta correcta viene del Señor” – Proverbios 16:1.
Por: Brianna Mac Donald